Animal/Animal
El Paso, Texas. Enero 2014
Definitivamente perdida. Feché 2014 otra vez. Pero estamos en 2015. ¿Correcto? (la velocidad, el tiempo, la continuidad). No, no pienso en ti como judía. 1 Hablo del amo: yo soy de color… pero tienes razón, a lo mejor para el amo tú no eres judía. Me da risa también a mí. Me da risa también a mí cómo hay que procurar ser correcto, aunque las palabras digan lo que digan2. Me pasa mucho en este país. Cuidar los entendidos que pasan por encima de lo que se dice. Hablar sola es hablar sola. Sin otras referencias, te contaba que hablo sola. Es uno de mis síntomas. Antes de escribir hablo sola por lapsos que pueden durar horas. Para mí escribir es escribir. Cuando hablo no siento que escribo. Cuando escribo difícilmente hablo. A mí me vale más no hablar. Regresé de Ecuador y pensaba en eso: me vale más no hablar. Pero voy a tu carta. Sentir es un lugar común. Cierto. Quizá sea el único lugar. Sentir es un bien común. Sentir se trata de entender, sí. Experimentar (o experienciar) no tiene tiempo para eso. Las infinitas conexiones del mundo. Ariel Vercelli (minuto 44:42) las define como parte del derecho de copia: empezó la imprenta y terminó en estos códigos que se reproducen para viajar por lo que llamamos internet: copias, la traducción es copia (dice) y vivimos tiempos en los que entre más se copia un bien intelectual más valor tiene. Y Vercelli se hace la pregunta también ¿El original es mejor que la copia? Y así, hasta el infinito, donde la belleza reside en la ruptura de nuestra percepción ¿no es hermoso? ¡Cuántos piensan, absurdamente, que por ley el original es mejor que la copia!3 Filtro mis obsesiones más cercanas en esto. Reconozco. Creo que es momento de construir la destrucción de un pensamiento para sostener otro. Cuando destruimos una de nuestras creencias nos destruimos. Es lindo destruirse y volverse armar, para ver qué ha quedado, ya desprendidos de las ilusiones, del anzuelo del condicionamiento. No creo, por ejemplo que las metralletas existan. Están ahí, sí. Pero no existen. El odio existe. Los juguetes de cuerda no existen. Están ahí. La inocencia infantil existe. La felicidad existe. De lo que no existe (como las metralletas, los juguetes) se prenden la inocencia, el odio, el placer y el miedo. Y ahí vamos. Anclados a nuestros anzuelos. Hace mucho tiempo que nada me aburre. Ni sentarme en la luz del sol que entra en la ventana sin saber en qué pienso, con una mano encima de la boca. Creo que tus lugares comunes pueden ser lindos bienes. Los veo como pequeñas cajas de regalo, como esferas brillantes. Sufro, en cambio, otros lugares lamentablemente comunes; como el lugar común de los que mueren de hambre, como si fuera porque sí. O los que no tienen un refugio, como si fuera porque sí. O los que son atravesados por el dolor irremediable de las prisiones, como si fuera porque sí.4
Podemos aproximarnos a la idea de la vida, quizá. Pero para una mujer animal como yo, las ideas son un vuelo muy alto. No voy a producir. No produzco. Eso no significa que quiera que otros no produzcan. O que quiera que todos dejemos de producir. Soy una aficionada de la libertad (irónica y tristemente). No produzco un texto. Espero a que el libro se manifieste. Eso, quebrar los condicionamientos que nos ligan a lo que no somos. Este mundo no produce. Nadie produce. Utilizamos nuestra energía creativa para manifestar una realidad tangible fuera de nosotros. Creamos, tenemos el poder: procreamos ¿Quién comenzó a llamarlo producción? ¿Cuándo comenzamos a creerlo? ¿Sabías que en la mayoría de los hospitales llaman al recién nacido “el producto”? Anzuelo. Ligado al rifle ligado al odio. Anzuelo ligado al juguete ligado a la satisfacción. Minas, si se quiere. Minas que estallan en manos de vidas pequeñas para “producir” miel.
* * *
El Paso, Texas. January 2014
Definitively lost. I wrote the date as 2014 again. But we’re in 2015. Right? (velocity, time, continunity). No, I don’t think of you as Jewish. I’m talking about the owner:5 I’m of color… but you’re right, perhaps to the owner you’re not Jewish.6 It makes me laugh too. It makes me laugh too how we have to attempt to be correct, though words may say what they may say.7 That happens to me a lot in this country. Having to watch out for the meanings that that exist above and beyond what is said. Talking to myself is talking to myself. Without referring to anything else, I was telling you that I talk to myself. It’s one of my symptoms. Before I write I talk to myself for periods that can last hours. For me, writing is writing. When I talk I feel I’m not writing. When I write I have trouble speaking. To me, it seems better not to speak. I got home from Ecuador and I was thinking about that: it seems better to me not to speak. But I’ll return to your letter. Feeling is a cliché, a commonplace. True. Maybe it’s the only place. Feeling is a common good. Feeling has to do with understanding, yes. To experience (or experiment) doesn’t have time for that. The infinite connections of the world. Ariel Vercelli (minute 44:42) defines them as part of the right of the copy: printing began and ended with these codes that are reproduced in order to travel via what we call the internet: copies, translation is a copy (he says) and we live in a time when the more an intellectual asset is copied, the greater its value. And Vercelli poses the question as well: Is the original better than the copy? And so on, to infinity, where beauty is located in the rupture of our perception—isn’t that lovely? How many people think, absurdly, that by law the original is better than the copy!8 This is how I filter my dearest obsessions. I recognize. I think it’s time to construct the destruction of one thought in order to sustain another. When we destroy one of our beliefs we destroy ourselves. It’s beautiful to destroy ourselves and assemble ourselves again, to see what’s left, now that we’re detached from our illusions, from the lure of conditioning. I don’t believe, for example, that machine guns exist. They’re there, sure. But they don’t exist.9 Hate exists. Wind-up toys don’t exist. They’re there. Children’s innocence exists. Happiness exists. On what doesn’t exist (like machine guns, toys) hang innocence, hate, pleasure and fear. And there we go. Anchored to our lures. It’s been a long time now that nothing bores me. Not even sitting down in the sunlight that comes through the window without knowing what I’m thinking about, with a hand over my mouth. I think you’re commonplaces can be beautiful goods. I see them as little gift boxes, like glittering spheres. I suffer, on the other hand, other regrettably common places; like the commonplace of those who die of hunger, as if for no reason. Or those who don’t have any refuge, as if for no reason. Or those who experience the irreparable pain of prisons, as if for no reason.10
We can approach the idea of life, perhaps. But for an animal woman like me, ideas are a very lofty flight. I’m not going to produce. I don’t produce. That doesn’t mean I want others not to produce. Or that I want everyone to stop producing. I’m a fan of freedom (ironically, sadly). I don’t produce a text. I wait for the book to manifest. To do that, to break the conditionings that bind us to what we are not. This world doesn’t produce. No one produces. We use our creative energy to manifest a tangible reality outside ourselves. We create, we have power: we procreate. Who started to call it production? When did we start to believe it? Did you know that in the majority of hospitals they call a newborn “the product”? Lure. Bound to the rifle bound to hate. Lure bound to the toy bound to satisfaction. Minas,11 if you will. Minas exploding in the hands of small lives to “produce” honey.
Translated by Jen Hofer.
1. Se me hace que para el amo no soy—ni judía ni nada. Que de plano no soy, salvo cuando la apariencia de mi ser le conviene. El amo categoriza cuando sea conveniente, e invisibiliza cuando sea conveniente. Ni sé si quiero ser visible. Si quiero ser, en los ojos del amo, en el sistema del amo.[back]
2. ¿Dicen algo las palabras? Son sonidos, paisajes sonoros, acuerdos sociales. Las palabras no dicen nada, salvo en conjunto, en contexto, en construcción (si no en producción). ¿O quizá son puros producciones o reproducciones las palabras? Lo “correcto” es otra categoría, otra manera de imponer la voluntad del amo.[back]
3. O que la ley puede regir la percepción—también absurdo.[back]
4. ¿Qué pasa cuando vuelven comunes lugares que son tan incomunes que casi son inimaginables? ¿Tan inimaginables que son, de hecho, por encima de la imaginación, demasiado reales? [back]
5. See footnote 3 in our first post, titled “Animales/Animals.” (Trans. note)[back]
6. It seems to me that to the owner I am not—not Jewish and not anything. That I definitively am not, except when the appearance of my being is convenient. The owner categorizes when it’s convenient, and invisibilizes when it’s convenient. I don’t even know if I want to be visible. If I want to be, in the owner’s eyes, in the owner’s system.[back]
7. Do words say anything? They are sounds, sonic landscapes, social agreements. Words don’t say anything, except in conjunction, in context, in construction (if not in production). Or perhaps words are pure productions, or reproductions? What is “correct” is another category, another way the will of the owner is imposed. [back]
8. Or that law can rule perception—also absurd.[back]
9. Note to self: think more about distinctions between “estar,” “ser,” and “existir” (to be, to be, to exist). (Trans. note)[back]
10. What happens when places become common that are so uncommon they are almost unimaginable? So unimaginable that they are, in fact, beyond imagination, all too real?[back]
11. See footnote 4 in our previous post, titled “Entidades/Entities.” (Trans. note)[back]
Dolores Dorantes is Mexican, living in exile in the United States. She is a priest in the Mahajrya Buddhist...
Read Full BiographyA poet, translator, book-maker, activist interpreter, educator, and urban cyclist, Jen Hofer was born...
Read Full Biography